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Leer másBar, cervecería, restaurant, restó. Todas esas palabras se combinan para armar algún vocablo que debería definir a Zum Edelweiss, el tradicional establecimiento porteño que es cita ineludible para centenares de asistentes a la zona de los teatros de Capital Federal y más puntualmente para aquellos que van al Colón (se ubica a pocos metros).
Y si bien está rodeado por edificios y construcciones imponentes de la ciudad, los vio nacer a todas. Es que este sitio se inauguró en 1907, un año antes que el teatro más importante del país. El Obelisco, otro ejemplo de un hito de Capital que está por esa zona, se terminó de levantar recién en 1936.
En realidad, el restaurant se emplazó inicialmente sobre la calle Cerrito. Pero cuando se tomó la decisión de ensanchar la Avenida 9 de Julio, la administración decidió mudarse a su ubicación actual: Libertad 431, donde se encuentra desde 1933.
Bruno Masciarelli, un talentoso chef de 32 años, quien a su corta edad ya sumó una impresionante experiencia europea, es el actual administrador del lugar y forma parte de la cuarta generación de su familia que lo posee. Sus antepasados le compraron el local a un suizo alemán que residía en la ciudad y varios de los platos que él preparaba se mantuvieron. Algunos de los más destacados de ayer y hoy son la trucha a la manteca negra, el carré tiernizado con ananá, ciruela y puré de manzana, la costilla de cerdo ahumada con chucrut y salchicha, las endivias gratinadas con jamón, el carpaccio de salmón, los ravioles de centolla, las pastas caseras, el cremoncello y lógicamente la clásica parrilla. Además, Zum Edelweiss se jacta de tener una cerveza tirada desde una serpentina de 250 metros, la cual es consumida por muchos turistas con salchichas o revuelto gramajo.
Más allá de su extensísima carta -- la cual, afirman sus dueños, es casi imposible de cambiar por pedido de sus clientes, razón por la cual casi no se eliminó ningún plato desde la década del ’30 -- una característica distintiva de Zum Edelweiss es la cantidad de celebridades que lo visitaron y visitan: desde Susana Giménez hasta el cantante español Plácido Domingo, pasando por Alberto Olmedo, Hugo Sofovich, Tato Bores, Cacho Fontana, Enrique Pinti, Jacqueline Bisset, Django, Martha Argerich, Daniel Barenboim y Gino Bogani, todos han disfrutado de las delicias de este ineludible lugar. Muchas de esas personalidades tienen, incluso hasta el día de hoy, sus mesas reservadas en exclusividad.
Otros habitués del lugar son miembros del Poder Judicial, ya que el Palacio de Tribunales también es un actor principal del barrio.
Con su lema “un lugar para mirar y ser mirado”, Zum Edelweiss ya superó por bastante su centenario, pero los años no parecen pasarle. El lugar está prácticamente igual, en estructura y apariencia, y son los propios clientes los que piden que no se modifique nada, ni siquiera una letra en el menú.
Lugares así quedan ya muy pocos, no sólo en Capital Federal, sino en todo el país. Si tenés la posibilidad de conocerlos, no lo dudes ni un segundo.
Con información y fotos de lanacion.com.ar