Doña Paula, cada vez más alto
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Leer másLas iniciales de Oberto, Longo y Durigutti son “OLD”. Y de ahí el nombre del proyecto enológico que desde hace unos años encabezan el ex basquetbolista argentino (campeón con nuestra selección y en la NBA junto a Emanuel Ginóbili) Fabricio Oberto y los enólogos Juan Longo y Héctor y Pablo Durigutti.
Desde su retiro (hace ya varios años), Oberto no para de moverse: música, un documental que acaba de estrenar, e-games y, ahora, la vitivinicultura de la mano de Old Wines.
El nacido en La Varillas, Córdoba, comenzó a hacer vinos con Juan Longo, amigo de su familia, en Catamarca. Y tras conocer a los Durigutti, surgió la idea de este proyecto que incluye tres vinos de corte que combinan Cabernet Sauvignon, Malbec y Cabernet Franc, la cepa preferida de Oberto. Todas las uvas son extraídas de Las Compuertas, Luján de Cuyo (Mendoza). Los vinos se elaboraron con levaduras indígenas y son embotellados sin estabilizar ni filtrar.
Las tres etiquetas:
Old Friends 2018 (70% Malbec, 20% Cabernet Sauvignon y 10% Cabernet Franc)
El vino fue criado en piletas de hormigón y embotellado sin paso por barrica. Es de color rojo rubí profundo con tonos violáceos, expresivo con buen aporte frutal y de especias. Se trata de una variedad moderna y de final sabroso. Precio sugerido: $690
Old Routes 2017 (60% Cabernet Sauvignon, 25% Cabernet Franc y 15% Malbec)
Pasó 14 meses en barriles usados de roble francés de 500 litros hasta convertirse en un líquido rojo rubí profundo y brillante. Tiene aromas complejos que recuerdan a frutos frescos del bosque como arándanos, moras y cassis. Es elegante y tiene buen potencial de guarda. Precio sugerido: $1500
Old Memories 2016 (75% Cabernet Franc, 15% Cabernet Sauvignon y 10% Malbec)
El vino pasó 18 meses en fudres de 2500 litros y fue embotellado a fines de 2019. Presenta un color rojo rubí brillante con tonos violáceos y los creadores recomiendan dejarlo 30 minutos en la copa antes de probarlo, para lograr su mejor expresión. Si lo comprás, es ideal beberlo a partir de 2021. Precio sugerido: $2500
En Argentina, la comercialización será a través de Ksana Wines.
La Web Vinómanos charló con el ex basquetbolista, y estos son los conceptos más interesantes:
¿Cómo surgió la idea de Old Wines?
Nunca quise hacer como los deportistas o famosos que le ponen sólo el nombre en una etiqueta. Desde el primer momento supe que no era algo que “si funciona bien, y sino el año que viene, chau”. Me asocié a una bodega y, perdiendo plata, me di cuenta de que es un negocio de años. Descubrí que lo mejor del mundo del vino es la gente, las reuniones y que todos se conocen. Juan comenzó a presentarme gente del vino. Un día comíamos con Michel Rolland, otro con Francis Mallmann y comenzaban a conocerme como bodeguero. Así un día me presentó a los Durigutti.
¿Y qué cambió a partir de ahí?
Empecé a visitarlos y compartir mucho tiempo con ellos. Me fasciné con el vino, comencé a aprender y me entusiasmaba cada vez más con el entorno. Sabía que contaba con ellos, pero no había ningún plan. La pasábamos bien hablando, comiendo asados y tomando vino. Todo fluyó solo, muy cómodo, y salió. Ahora estamos presentando Old Wines y tres etiquetas que nos representan a todos.
¿Fue difícil aprender de vinos?
Es como entrenar tiros libres: tirás, tirás y tirás hasta encontrar tu punto. Esto es igual, hasta entender qué te gusta y para qué momentos. Héctor y Pablo me acercaban muestras de vino, de cepas diferentes, distintas barricas y lugares, y me copé con lo que hacían. Cada vez quería saber un poco más.
¿Qué te ayudó a definir el estilo de los vinos?
Un día le hice llegar los vinos a Pop (Greg Popovich, ex entrenador de Oberto en San Antonio Spurs y reconocido Bon Vivant amante de los vinos) y me respondió. Imaginate que el tipo está a mil, de un lado para el otro, y se tomó el tiempo de escribirme por mis vinos. Le gustaron y me dijo: “Increíbles, seguí por este camino”. Old Wines había nacido como idea hacía un año y para mí ese fue el ok definitivo. Así que empezamos a pensar las etiquetas, el concepto de la marca, la imagen y lo que queríamos contar.
¿Cuánto te involucraste en esta etapa?
En todo. Los chicos me hacían llegar los vinos cuando no podía visitarlos y yo les daba mi opinión y en Mendoza íbamos jugando con las proporciones de las cepas hasta sentirnos cómodos. Por ejemplo, el Cabernet Franc es hoy mi cepa favorita y fuimos usándolo, pero me enseñaron cuánto y cómo, de un modo que entendí lo que se busca en un vino de corte. Me compartieron lo que saben hasta que todos los vinos quedaron geniales. Jugamos todo el tiempo como un equipo.
¿Por qué Las Compuertas?
Este proyecto nace de la amistad y de tanto visitar a los chicos comprendí lo importante que es este origen para ellos. Ahí aprendí a caminar el viñedo, cómo se poda, se ralea y se cosecha. Vi a la gente “gamelear” y me emocioné de verlos correr con los tachos de uvas en el pecho, son atletas. Respiré Las Compuertas, conocí su historia y sus vinos. Hoy es un lugar que siento muy mío.
¿Hasta dónde pensás llegar con los vinos?
Hasta donde podamos crecer. A veces con Héctor deliramos con ir a hacer vinos a Europa. Qué sé yo, me fascina este mundo y quiero hacerlo lo mejor posible. Recorrí un camino de aprendizaje y me encantaría compartirlo como lo hicieron conmigo. Si mañana sirvo para ayudar a un amigo que quiere hacer su vino, me gustaría mucho ahorrarle mi curva de aprendizaje. La solidaridad que veo en el mundo del vino también me fascina.
¿Qué dicen tus amigos del básquet de tu faceta enológica?
Están copados. Todos están esperando para probarlos. Mirá, hace unos años hice un recorrido en moto por Argentina con Tim Duncan (ex jugador de San Antonio Spurs y compañero de Oberto) y estuvimos con los chicos en Mendoza. Hoy es el fan número uno de lo que le mostramos. Cada vez que nos vemos, me pregunta por todos. Como me pasó a mí, el mundo del vino lo flasheó y pasó de no tomar a querer aprender.
Te convertiste en un embajador del vino argentino…
Puede ser, pero así como me pasó con el básquet, siento una gran responsabilidad con lo que estamos haciendo. El mundo sabe del vino argentino y lo especial que es en Mendoza. Así que espero estar a la altura. Ser embajador no es un derecho; necesitás disciplina para hacer tu camino y que te reconozcan por lo que hacés. Si se da, bienvenido, vamos a ofrecer lo mejor.
Información y foto de Vinómanos
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