Hace tiempo ya que en nuestro país aparecieron reemplazos de productos importados que nos ayudaron a hacer mejor nuestra cocina. Pero atenti que mucho de lo producido acá poco tiene de artesanal y de buena calidad, amén de los nombres que le ponen y los supuestos contenidos…

Nada mejor que ahumar carnes con chips de madera natural en el horno. Pero esos feos inventos de humo líquido nacional lo único que hacen es tapar y arruinar los sabores de los alimentos. Es como chupar un carbón y después masticar. Por otra parte, aparecieron aceites (de oliva y otros) “aromatizados a la trufa”… pobre “tuber”. Lo único que hacemos al usar estos aceites es agregar un raro aroma y “gusto” a gas a nuestra comida. Sólo se usan para elaborar los aromas artificiales y muy lejos están de aquellos aceites “veramente tartufatti”, dónde las trufas (blancas, negras, invernales o estivales) están presentes dentro de las botellitas en pequeños trocitos, dándole a los aceites el verdadero sabor.

Como final, le presto atención a los exquisitos tomates secados “al sol”; raro, ya que dentro de un horno el sol no sale nunca. Los tomates secados al sol, que sale por el este y se esconde por el oeste, son de color intenso, aromáticos y suelen conservar el sabor del tomate. Los otros son pobres frutos achicharrados en un horno a alta temperatura del que sólo queda un recuerdo de lo que alguna vez fue.

Evitemos que nos engañen y encima nos cobren como si fueran los productos originales. Ante la menor duda, consulte con un especialista.

Augusto Saracco