¿Qué comemos en La Toscana?
Una de las zonas preferidas por los turistas que van a Italia se caracteriza por una variada gastronomía
Leer másHay un libro delicioso y poco conocido que se llama “Comiendo en Hungría”, que reúne a dos autores irrepetibles: Pablo Neruda y Miguel Ángel Asturias. Ambos compartían la pasión por la escritura y por la buena comida, hasta que un día se encontraron en Budapest y crearon este delicioso texto, quizás con el mejor estilo relacionado con la gastronomía. En una de sus partes le toca a Neruda recordar el plato icónico de Hungría: el goulash, ilustrando al lector que se trata más de una sopa que de un guiso, como se lo suele preparar por lo general lejos de su tierra natal. El vate chileno lo que dice es que, como otras maravillosas sopas, vino a suplir una vieja angustia humana: morir de hambre o de sed. A su vez rinde todos los honores a su ingrediente fundamental, la “pimienta turca”, como se llamó durante años a la páprika.
Hubo que esperar a 1775 para que en un texto erudito, Las flores y hierbas del nuevo jardín húngaro, la denominaran tal como la conocemos hoy. Quizás los húngaros abusen del uso de la páprika, pero no he conocido a nadie que se haya quejado por esto. Es un condimento tan amable, dulce, complemento de tantos platos excelentes, que es normal darle la bienvenida cuando la encontramos. Eso sí, estos herederos de los magiares tienen otro amor, que también se hace presente en el goulash: la crema agria, a la que son tan afectos como lo son de ese vino color de miel que es el Tokay.
Lo que sé es que conocí Hungría cuando todavía existía la maldita Cortina de Hierro, en compañía de una húngara como le gustaban a Brascó y no se me borran de la memoria de mi paladar lo rico que comí durante ese viaje. Bueno, a Neruda y a Asturias tampoco, pero al lado de ellos soy un alfeñique de morondanga… aunque de buen paladar.
Alejandro Maglione
Una de las zonas preferidas por los turistas que van a Italia se caracteriza por una variada gastronomía
Leer másLa marca ofrece seis propuestas que se adaptan a las preferencias de los diferentes hogares: analógicas o con pantalla digital, tradicionales o conectadas, con tamaño L o XL.
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