Más allá de sus obligaciones como directivo en Boca Juniors, es conocido que Nicolás Burdisso tiene otra pasión más allá de la pelota: los vinos.
Fue así que en 2008, cuando aún era jugador profesional, Burdisso, junto a Belén Soler Valle, su esposa periodista y sommelier, compró una finca Valle de Uco, Mendoza, más puntualmente en Gualtallary, y bautizaron su bodega como Potrero. Tras varias temporadas de siembras, cosechas y pruebas, en 2016 lanzaron sus primeras etiquetas: Malbec, Reserva Malbec, Gran Malbec y El Debut.
Un año después se comenzó a trabajar en el Chardonnay. Junto al enólogo Bernardo Bossi Bonilla, lograron su primer vino blanco vinificando. Luego vino la segunda cosecha, en 2018, la cual se presenta ahora finalmente en sociedad.
Se trata de un blanco fresco y ácido, ideal para esta estación del año. Un 10% del contenido de la botella se fermentó en barricas francesas usadas y un 20% reposó en esas mismas barricas durante 6 meses.
La región donde se cultivan las uvas para este vino, conocida como micro-región vitivinícola de Gualtallary, está en la Cordillera de los Andes, muy cerca del volcán Tupungato, a una altitud de 1350 metros. Como el suelo en el que echan raíces las vides es muy rocoso, la planta tiene que esforzarse mucho para llegar a una zona húmeda, lo cual les da a los vinos “concentración y mineralidad inusuales”.
Este nuevo Chardonnay de Potrero ya fue calificado por Tim Atkin y de muy buena manera: recibió 93 puntos.
La etiqueta ya se encuentra a la venta en varias vinotecas del país a un pecio sugerido de $390.