Tres nuevos “enlatados” de Santa Julia
Tintillo, Orgánica Rosé y Dulce Tinto se suman al Chenin Dulce Natural
Leer másPor Alejandro Maglione
amaglione@datamarkets.com.ar
La pregunta tiene sus bemoles. Si usted le hace esta pregunta los enólogos mendocinos, no dudan en responderle: “de la región de Cahors, en Francia…”. Pero resulta que estamos los que no tenemos vocación de repetir como loros lo que hemos escuchado, y eso estimula a amigos como César Ponce a acercarnos literatura que amplía nuestros conocimientos más allá de las versiones repetidas.
En este caso, me encaré con un libro gigantesco, que me recordó al que lee y se introduce en él el chico protagonista de “La Historia Sin Fin”. Una edición viejísima y cuyo título ampuloso es: “Traité Générale de Viticulture”/ Ampelographie. Más abajo identificaba a sus autores: Direction: P. Vitala – Inspecteur général de la Viticulture / V. Vermorel – Président du Comite Agricole et Vitícole du Beaujolais.
Lo añejo del libraco estaba también escrito en su primera página: “Tome VI / Paris / Masson et Cie. Editeurs / Libraires de L’Academie de Médicine”. Y al final el dato más inquietante o interesante: “1905”. Escrito hace 109 años.
Le cuento todos estos datos medio cansadores, para demostrarle que el señor que había escrito esta obra de siete tomazos no era un pelandrún a la marchanta, como dice el tango. El tipo sabía, y sabía en serio. Encima, los datos que va derramando en sus páginas hablan de los documentos auténticos que ha tenido a su vista. Es decir: no son dimes y diretes a la mendocina. No, el señor tuvo los títulos y papeles correspondientes a su vista, donde se cuentan historias de 200 años atrás de cuando él los consultó. Escrituras, planos catastrales, informes de funcionarios especializados, etc.
El hombre cuenta el itinerario de la cepa Cot, como la llaman en Francia: “¿Cuáles son los orígenes de las Cots? M. (por Monsieur) de Lutkens, médico de Bordeaux, muerto en 1782 a la edad de 90 años, plantó en Camblanes (Gironda) donde tenía un viñedo; no sabemos el año justo en que esta plantación fue hecha. M. Malbeck (N.del A: atenti al apellido de este viñatero) plantó él también las Cots, en Médoc, después de M. de Secondat (Histoire du chêne, 1785)…”.
Luego se pone en la tarea de detallar persona por persona, parcela por parcela, como van implantándose estacas del Cot-Malbec por distintas regiones de Francia. Con un nivel de detalle propio de la gente de aquellos años que parecía tener tiempo para todo
Nuestro hombre vuelve a precisar: “Pero las Cots no son originarias de la Gironda. Petit-Lafitte ha remarcado que los nombres con que se reconocen son de los introductores o propagadores, como: Malbeck, Lutkens, Pressac (que la introdujo en Saint-Emilion), y aquellos no menos significativos de: Quercy, Estrangey (extranjero), Cahors, etc. M. de Secondat dice que esta especie (las Cots) son la base de las buenas viñas de Cahors, Quercy, donde ella es conocida bajo el nombre de Auxerrois”.
Y termina tirando un bombazo: “¿Pero la cuna de las Cots está en Quercy? Según Stoltz (Ampélographie rhénane) la Cot llegó de las costas del Rhin, bajo el nombre de Agreste…Parece que podemos hesitar entre el Quercy o la Touraine, para asignar el origen de las Cots. Y allí paramos nuestras investigaciones…”.
¿Por qué para las investigaciones nuestro especialista en ampelografía de Francia? Porque cuando hablamos de las costas del Rhin, de la Renania y esas cosas, en esos años donde las fronteras eran totalmente difusas en toda Europa, sus pasos lo estaban llevando a concluir que ¡la uva Malbec podría haber venido de Alemania (o Prusia)! Lo que seguramente, de terminar de comprobarse, sería una casi fatalidad para los viticultores galos y, quizás, argentinos, que deberían orientar su blablabear para otro lado.
En 1905 estas eran las virtudes que le encontraban al Malbec francés: : “Las Cots producen un vino de muy buen color, azucarado, delicado y perfumado. Tiene un bouquet menor, al mismo tiempo, que el del Cabernet Sauvignon”. Y citan a un señor Odart: “El vino que produce la vendimia del Cot, o Auxerrois du Lot, es de un rico color, tiene mucho cuerpo y buen gusto, ese que le permite al comercio fortificar los vinos de Bordeaux…”.
Así que la historia de que el origen del nombre se debe a que significa “mal pico” o “mala boca” porque no era un vino apreciado, se va al tacho. Y el médico Malbeck que la anduvo plantando a fines del siglo XVIII deberíamos apuntarle un porotito a que su apellido fue el que colaboró a bautizarla.
Mendoza blablabea mucho, pero hay que recordar a Albert Einstein: “la mente es como un paracaídas, funciona si se abre”….
Tintillo, Orgánica Rosé y Dulce Tinto se suman al Chenin Dulce Natural
Leer másEl Unánime Red Blend 2017 ganó una Medalla de Oro, mientras que el Unánime Malbec 2017 y La Mascota Malbec 2019 consiguieron Medalla de Plata
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