BURGER KING Argentina presenta su nuevo sándwich de carne desmechada
La innovadora propuesta de la marca ya está disponible en todos los locales del país.
Leer másSi bien trabaja en su profesión, incluso es propietario de su laboratorio biquímico, siempre le gustó la gastronomía. Durante 13 años tuvo su restaurante "Compañía de especias" en la Ciudad de Rosario, y luego se lanzó a la fabricación de chocolate con especias con marca propia.
La historia de Ricardo es muy interesante, porque si bien desde que se recibió en los años 70 abrió su laboratorio bioquímico, que hoy incluso mantiene, su vida está sellada por la cantidad de viajes que realizó desde su adolescencia, lo que le permitió traer sabores de todas las tierras que pisó.
India, China, Vietnam, Shanghái, Camboya, Sudáfrica, Tailandia, son algunos de los sitios que menciona en esta entrevista. A todos fue, e incluso recuerda la experiencia de haber dormido en tiendas en la intemperie del valle indio de Cachemira. En cada viaje se centró en la gastronomía del lugar, es por eso que en 2002 abrió su propio restó, “Compañía de especias” sobre calle Wheelwright casi esquina Entre Ríos, para brindar una propuesta distinta. “Era una carta muy ecléctica, con platos de Bután, de Francia, de Tailandia, de Italia, me encantaba”, recuerda. Si bien el restó cerró luego de 13 años, hoy continúa haciendo algunos servicios puntuales, de hasta 40 personas.
La hora del chocolate
Una vez que decidió dejar atrás el restó, porque tenía un costo y esfuerzo muy grande, llegó el turno de meterse de lleno en el dulce mundo del chocolate. Empezó con su formación, con profesores tanto de Rosario como de Buenos Aires hasta que decidió que era el momento de empezar a comercializarlo. La clave de su producto es que se anima a hacer bombones rellenos con una mezcla de especias, algo realmente diferente. En sus cajas propone distintas variedades y siempre está el bombón que llama “sorpresa”, porque depende de su inspiración. Los hay de lima y jengibre, de pistacho y cardomo, de guayaba y vainilla, de haba de cacao tonka o de té de frutos rojos. Ninguno es igual al otro.
Recuerda que cuando empezó “no había muchas casas de chocolate en la ciudad” y describe que lo que él hace es trabajar con lo que se llama chocolate de cobertura, que es de los mejores. Trae a Rosario una marca belga y otra ecuatoriana, que llega en chips que luego debe derretir y trabajar. Los amargos están hechos con chocolate Ecuador 56% cacao y los de leche con chocolate Belga Callebaut 33.6%. Pero el corazón de su negocio es la ganache que lleva adentro cada bombón.
Los momentos donde hay mayor demanda del producto son claros: día de los enamorados, pascuas, día de la madre y del padre, navidad y ahora Ricardo cuenta que hay nuevas tendencias. “Me piden bombones para fiestas donde se hacen barras de whisky acompañadas por chocolates, o casamientos donde en las mesas dulces se priorizan los bombones”, describe. También tiene clientas que regalan chocolates de souvenir tras un festejo. Las posibilidades son múltiples.
Para los amantes del chocolate, un dato clave para tener en cuenta es que los bombones tienen en sus rellenos una ganache que se recomienda consumir dentro de los 15 días. En cambio, las barras de chocolate sí pueden durar muchísimo más.
FUENTE: LA CAPITAL
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