Turkish Airlines lanza su marca sostenible Tomorrow on board
También se presentó una exhibición de productos y servicios sustentables a bordo, junto con la exhibición de artículos fabricados con piezas de aviones reutilizadas.
Leer másLa guerra del champagne (Champagkrieg) es una historia que apareció entre los numerosos documentos del Führer en los abiertos archivos de KGB y, según trascendió, el plan de la Champagnekrieg se gestó en 1916. Por esos días la guerra (1ª mundial) estaba totalmente equilibrada entre ambos bandos y los hombres morían de fiebres y aburrimientos en sus barrosas trincheras. En ese entonces, el Cabo Adolf Hitler presentó como gran hallazgo su plan a la superioridad que podría decidir el curso de la guerra.
La idea era simple: lograr romper las líneas de defensas francesas a la altura de la Champagne y ocupar dicha región. A partir de ello apoderarse de las bodegas productoras, arrancadas de sus centenarias caves, millones de botellas de champagne serian arrojadas en las trincheras enemigas. Antes de que los oficiales pudieran reaccionar, los soldados habrían bebido unas cuantas, y escondido el resto, y ya se sabe que nada se opone tanto como el champagne al espíritu guerrero. El enemigo cambiaría su belicosidad por jolgorio, libido y desenfreno, lo cual seria presa fácil para las fauces germanas.
El plan fue discutido en las altas esferas pero rechazado porque, según dicen, el Kaiser no lo encontró muy patriótico.
Esto del patriotismo trae a cuento un episodio ocurrido antes de la guerra en el que Wilhem II, Kaiser de Alemania, invitó al Canciller Bismark a una cena en la que sirvió caviar rojo del Báltico y espumante alemán (Sekt), que el canciller rechazó con mano de hierro mientras explicaba que el sólo toleraba caviar del Caspio y champagne francés.
-“Como comprenderéis, canciller, no estoy haciendo economías. Este es un gesto patriótico, que deberíais apoyar”.
-“Yo pongo, majestad, al servicio de la patria mi corazón y mi cabeza, pero no mi estómago.”
Basándose en este y otros gestos reales, el historiador holandés Joop Van Den Braete concluyó que muy difícilmente el Kaiser podía aceptar una forma tan poco patriótica de definir la gran guerra.
La Champagnekrieg, en cualquier caso, nunca tuvo lugar. Pero queda algo significativo: es tan fuerte la reputación del champagne como pacificador, como portador de disfrutes y placeres que un estratega loco pero no tanto como Hitler pudo llegar a creer en su utilidad para doblegar al enemigo.
El champagne ante todo, es una herramienta para disfrutar de la buena vida.-
Augusto Saracco
También se presentó una exhibición de productos y servicios sustentables a bordo, junto con la exhibición de artículos fabricados con piezas de aviones reutilizadas.
Leer másLa marca se une a una comunidad global de empresas con propósito que cumplen los más altos estándares de sustentabilidad y responsabilidad social.
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