Por Fabián Couto

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Hoy me viene a la memoria haber escuchado a principios de este año a muchos de nosotros diciendo “por suerte se fue el 2019, un año de merda…”. Nadie, realmente nadie, podía prever que lo que vendría el 2020 sería tanto peor.

Algo similar ocurrió con el vino: para una gran mayoría de las bodegas argentinas, el 2019 había sido un año digno de olvido, comercialmente flojo salvo honrosas excepciones. Pero nadie podía imaginar el año pasado cómo el Coronavirus iba a impactar en la economía mundial y, por ende, en el mundo del vino.

Vivimos tiempos respecto a esta plaga de total incertidumbre, estamos ante un enemigo desconocido que nos genera dudas y preguntas, nos hackea algo inusitado y se está improvisando constantemente en búsqueda de la mejor reacción combativa; ante una adversidad hasta ahora jamás vista ni imaginada.

Se me hace difícil en estos tiempos como periodista gastronómico hablar de restaurantes y vinos, por eso hoy aquí elijo aclarar ciertas dudas que parecen flotar en el aire respecto al vino y el coronavirus.

Les dejo algunos datos de interés…

Una de Cal y una de Arena

Muchas bodegas a nivel mundial tenían puestas sus esperanzas en el mercado chino y el crecimiento de su consumo debido al auge experimentando en China.

Muchas bodegas, entre tantas otras, españolas y argentinas, habían abierto oficinas allá y otras tantas esperaban los ingresos producto de los conteiner cargados de palets enviados.

Hoy esa ilusión de exportación y recaudación en divisas extranjeras está prácticamente desmoronada, el negocio de momento se ha esfumado.

Por otro lado, días atrás leía no sin cierto asombro que en España, pese a ser uno de los países más duramente golpeados por la pandemia, el consumo de vino se ha incrementado como una vía de escape para sobrellevar el encierro de la cuarentena.

Acá en Argentina no cuento con información acerca de cuánto más o menos vino se bebe en confinamiento o si resulta el vino un artículo valorado a la hora de hacer la compra para la supervivencia hogareña.

Coincidencias entre médicos y enólogos

El virus precisa de un ser vivo para anidar y desarrollarse, por eso una botella de vino bien cerrada, con su correspondiente bozal y corcho en buen estado, resulta imposible de ser contaminada.

De todos modos, para más seguridad, no está de más pasarle un trapo rociado con alcohol a la botella antes de pasar a descorcharla.

Si toman vino en lata, si bien no hay mucha opción de este tipo de producto en nuestro mercado, es muy importante limpiar con alcohol la lata y no beber de la lata misma, sino servirlo en una copa limpia.

La lata está muy expuesta a la infección en su traslado y manipulación y el virus, según se dice, vive más horas sobre el metal o aluminio, que en otras superficies.

El vino posee algo llamado Polifenóles, un poderoso antioxidante que está estudiado y tiene propiedades rejuvenecedoras, que reducirían el envejecimiento por el paso del tiempo. Los polifenóles también son antialergénicos y protegen el sistema inmunológico de enfermedades y justamente de muchos virus.

Leo también que el vino, indudablemente una de las bebidas más sanas que se conocen desde los inicios de la humanidad, podría, y remarco “podría”, ayudar a higienizar la cavidad bucal, la bóveda palatina, el paladar duro y la faringe, que es una especie de tubo y es una pieza fundamental a la hora de respirar.

Toda esta zona es donde se gestan las infecciones como la gripe, por eso el consumo moderado de alcohol, en este caso de vino, no será ninguna cura milagrosa pero quizás ayude en cierto modo a limpiar y prevenir.

Por último, los flavonoides son moléculas presentes en dos productos como la miel y la uva y hacen un gran aporte de propiedades organolépticas saludables, protegiendo y reforzando las células del organismo.

Para terminar por hoy, es importante destacar que no debe dudarse que el vino, que es nuestra bebida nacional, debe ser considerado hoy un alimento esencial y que su elaboración aglutina a un sinfín de familias que conforman su cadena de producción y distribución.

Por eso aquí tomo la posta de lo que sostienen las pequeñas distribuidoras de bebidas que no están siendo contempladas y es vital y necesario igualar los derechos a abrir de las vinotecas, con respecto a supermercados y otros tipos de comercios avocados a la venta de alimentos.

¡Salud! (hoy sí, más que nunca).