En 2019 y desde el viejo continente, llegó al puerto de San Telmo la receta de una Sangría original del año 1973, la misma con la que San Telmo alegraría los paladares del mundo.
El tiempo pasó pasó y San Telmo se hizo presente en el 47% de las veces en las que se pone un buen vino en el centro de la mesa.
En el mundo del vino fuera de nuestro país –en EE.UU., España, Francia, China, Australia, México, etc.–, desde hace varios años la bebida nacional argentina comenzó a hacerle frente al notable crecimiento de la cerveza con propuestas más modernas y adaptadas a las costumbres de socialización con bebidas a base de vino: Sangría, Clericó, Tinto de Verano, en botella, botellita y en lata entre algunos otros modos de consumo.
Opciones más frescas, con un ritual menos “engalanado” comenzaron a verse en las esquinas, en la playa o el picnic, ocasiones y propuestas que atraen a un público más joven y ofrecen nuevas oportunidades de consumo, claro, sin considerar afectada la calidad del producto original.
Con un buen Malbec, un Syrah, un blend, un Cabernet Sauvignon o un Chardonnay, San Telmo siempre acerca una buena propuesta a la hora de acompañar las comidas en un restaurant o en casa.
San Telmo demostró en este tiempo de transición que nunca falla y para seguir con esa buena costumbre y con el objetivo de seguir innovando decidió resignificar los códigos de los tiempos que corren y acercarse a los nuevos amigos del vino con “Sangría”, una costumbre de nuestros abuelos que hoy hace pata ancha en las reuniones de amigos que buscan a provechar un merecido momento de alegría y fraternidad.
Con el objetivo de hacer crecer la plataforma de la marca, apalancándose en productos tradicionales pero adaptados a estos tiempos modernos, San Telmo lanza su Sangría, subiéndose así a unas de las grandes tendencias globales.
San Telmo Sangría es una bebida refrescante y aromática de base vínica con esencias naturales de naranja, pomelo, jengibre y melaza. Para disfrutar mejor, los expertos en sabores recomiendan tomarla bien fría, con hielo, con una rodaja de alguna fruta cítrica y, por supuesto, en buena compañía.