En medio del auge de la gastronomía argentina, los restaurantes familiares cobran valor y se convierten en íconos del barrio. Son elegidos no sólo por los vecinos sino también por los turistas que quieren saborear un poco del espíritu porteño. A Palermo, Recoleta y San Telmo se sumaron en los últimos tiempos, otros barrios que están aportando una mirada diferente. Villa Crespo, Chacarita y ahora Villa Devoto, renovaron la propuesta y atraen a miles de comensales todas las semanas.
Este último en particular se convirtió en poco tiempo en una alternativa ideal para todos los que buscan algo nuevo (y no quieren pasar horas dando vueltas para estacionar). Restaurantes, pastelerías y wine bars se sumaron a los icónicos del barrio y juntos crearon una amplia, variada e interesante oferta donde hay algo para todos.
Pero más allá de la comida, hay un público que recorre los 100 barrios porteños buscando algo más. Ya no se trata solo de sentarse en un lindo lugar a comer un plato sino de disfrutar una salida distinta y más estimulante. Espacios como Pablos Resto & Pastelería, que cumplió en diciembre 50 años, lograron conjugar tradición, buena comida y experiencias que le dan al comensal una nueva instancia de disfrute. “Nuestras pastas artesanales ya son un ícono de la zona de Devoto”, comenta Marcela Vásquez, chef de Pablos.
La era de los pop ups
Y así como las series y las películas tienen sus crossover donde distintos personajes se cruzan en sus programas, la gastronomía instaló los pop ups. Ciclos de invitados donde durante una noche, un cocinero toma la cocina de un restaurante amigo y allí junto a su chef crean un menú especial para la ocasión. Una oportunidad de disfrutar de un menú a 4 manos de dos talentosos cocineros y amigos. En agosto, el 26 y 27, Gino, famoso por hacer la mejor torta de ricota de Buenos Aires, intervendrá la cocina de Pablos y juntos presentarán una propuesta de desayuno o merienda. El 3 de septiembre es el turno de Farid que con sus sabores de Medio Oriente ofrecerán junto a Pablos una cena de cuatro pasos que se acompañarán con vinos de Estefanía Picarelli. Y habrá más propuestas colaborativas.
Llegaron los platitos
Las generaciones instalan diferentes formas de consumo. Primero fueron los platos que se servían en el centro de la mesa para compartir o para “caranchear” como se puso de moda decir. Luego fueron los menús por pasos, cada uno con lo suyo, pero ahora cada vez más se están viendo las cartas pobladas de platitos y raciones que promueven un picoteo por todo el menú para no quedarse con ganas de nada. Y aunque siempre estuvo presente, el vino se convirtió en un protagonista fuerte de las comidas gracias a las ganas de aprender sobre cepas y terroirs. Para unir ambas tendencias, en Pablos se instalaron los martes de Vinitos & Pastas, donde la idea es probar varias pastas artesanales con diferentes vinos y ver de qué forma funcionan ambos universos.
Además, una vez por mes, invitan a una bodega y junto a una cena por pasos con maridaje hay una charla para entender un poco el proceso de producción de cada etiqueta. La gastronomía es furor, hay un creciente interés por saber, probar y aprender todo lo que rodea este fascinante mundo. Y ahora que Argentina tendrá finalmente su ansiada Guía Michelin (tal vez la más prestigiosa guía gastronómica del mundo) más turistas llegarán a conocer lo que Buenos Aires tiene para ofrecer. Y lo mejor sigue siendo ese lugar donde se cruzan lo clásico y la novedad, un espacio de creación que como Villa Devoto demostró, tiene grandes resultados.