“Los vinos comprémoslos en el súper chino, que los tiene más baratos”. La frase es recurrente cuando se organiza un asado, una reunión o simplemente cuando se hacen las compras familiares del mes o la semana. Y en este caso, es correcta.
Los autoservicios asiáticos que abundan en todas nuestras ciudades venden etiquetas a precios entre un 25% y un 30% más bajos que en supermercados o vinotecas. En algunas marcas y en algunos lugares específicos, la diferencia llega al 50%. De hecho, las ventas a supermercados chinos ya les representan a las bodegas el 44% de sus ventas totales, contra el 24% de los supermercados.
A este “aluvión oriental” en la venta de vinos, se le suma otro atenuante: históricamente esa gran variedad de precios la veíamos en vinos de gamas baja y media; ahora se ofrecen vinos de alta y muy alta gama muchas veces a mitad de precio.
Pero, ¿a qué se debe esa gran diversidad? Las bodegas lo tienen claro: los chinos suelen pagar el vino en efectivo y de esa forma consiguen mejores precios. En un país con alta inflación y altas tasas financieras, cualquiera que pague en efectivo tendrá muchas más ventajas que alguien que lo haga a 90 días.
Además, aseguran, los costos de mantener un comercio de este tipo son mucho menores que los que demanda un supermercado o una vinoteca, y así pueden darse “el lujo” de tener vinos más baratos. Por supuesto, el vino siempre ha sido un llamador en los super chinos: ubicación central, y muchas veces con una cava o una bodega específica para el producto. Así, el producto funciona como llamador.
Actualmente hay en Argentina 10.188 comercios de origen asiático. En ellos, las etiquetas más vendidas son Alma Mora (Finca Las Moras, Grupo Peñaflor), Estancia Mendoza (Fecovita), Benjamín Nieto (Nieto Senetiner, Molinos Río de la Plata), Toro (Fecovita), Termidor (Grupo Peñaflor), Colón (CCU) y Don Valentín Lacrado (Bodegas Bianchi).
Con información de El Cronista