Dentro del término terroir -- cada vez más usado, no siempre correctamente -- se combinan los factores suelo, clima y acción del hombre, los cuales hacen que una uva sea de tal o cual manera a la hora de cosecharse.
Los dos primeros componentes de la receta están bastante predeterminados y es poco lo que podemos hacer para modificarlos. Pero el accionar humano claramente varía y hay tantas formas de hacer vino como enólogos en el mundo. En nuestro país puntualmente, la fama que adquirieron nuestros grandes vinos a nivel mundial tiene que ver fundamentalmente con los excelentes hacedores que tenemos. Esa excelencia no es innata: se fue moldeando a través de la experiencia, de la prueba y el error, de la paciencia y de muchísimos factores más.
Con el objetivo de reconocer a los mejores enólogos argentinos, el sitio Delirio creó un ranking con los que considera mejores en su profesión:
Ángel Mendoza: si bien ha estado al frente de Bodega Trapiche, actualmente no trabaja para ninguna marca de renombre, pero sí sigue muy activo. Su Malbec Pura Sangre (de Domaine St. Diego) es un referente mundial.
Alejandro Martínez: a cargo de Rosell Boher, se destaca principalmente por sus famosos espumosos nacionales.
Onofre Arcos: otro especialista en vinos con burbujas, en este caso con muchísimos años dedicados a Chandon y con millones de botellas envasadas. Acaba de retirarse de la empresa.
José Galante: desde que se instaló en el Valle de Uco, sus Salentein han vivido un completo renacimiento.
Mariano Di Paola: con Rutini en Gualtallary elabora varios de los mejores vinos de muy alta gama de Argentina.
Daniel Pi: con menos años de trabajo que los anteriores, su capacidad se destacó en Bodega Trapiche y hoy no sólo es responsable de los producido en Peñaflor, sino también en lugares como San Juan, Salta, Catamarca y Chapadmalal.
Roberto de la Mota: hace añares dejó de ser “el hijo de” y con sus marcas Mendel y Revancha viene creando genialidades año tras año.
Alejandro Vigil: sus Malbec, Chardonnay y al Cabernet Franc han vivido toda una revolución tanto en Catena Zapata como en Aleanna.
Rubén Ruffo: es quizás uno de los de perfil más bajo en la lista. Pero el perfil de sus vinos en Santa Julia está cada vez más arriba.
David Bonomi: está generando una etapa totalmente nueva en Norton con sus vinos en el Valle de Uco.
Marcelo Pelleriti: logró meter su sello propio en la bodega Michel Rolland.
Alejandro Sejanovich: se trata de un emprendedor que hace vinos en muchas zonas del país, todos ellos basados en su propia visión.
La nueva generación:
Felipe Stalschmidt (Bodegas Toso)
Juan Bruzzone (Fabre Montmayou)
Juan Roby (Lagarde)
Rogelio Rabino (Kaiken)
Santiago Mayorga (Cadus y Nieto Senetiner)
Sebastián Zuccardi (Zuccardi)
Germán Di Césare (Trivento)
Gonzalo Carrasco (Terrazas de los Andes)
Matías Michelini (Passionate Wine)
Por supuesto, nuestros suelos colaboran. Pero sin las manos de los genios, la fama de los vinos argentinos estaría bastante más erosionada.
Con información de Delirio