Diez años atrás, la familia de Calixto Losada vendía implementos para viñedos en Mendoza, pero no hacía vinos. Recién en 2011, luego de empezar a trabajar con el enólogo Pablo Benavídez, se lanzaron a la producción y presentaron su primera etiqueta: Kalós Cru. El resto de la historia es bastante conocido.

Benavídez cuenta que ese primer vino que fabricaron se produjo sin nombre y que, luego de embotellado, surgió lo de “Kalós”, palabra griega para definir grandioso o divino.

El secreto de este enólogo, él mismo lo cuenta, fue tratar de implementar aquí, luego de su experiencia de trabajo en Francia, una técnica de producción más ligada a Europa que a Estados Unidos. Hasta ese entonces, durante la década de 1990, en Argentina se estilaba darle el protagonismo a la madera en la producción; Benavídez puso más énfasis en la uva.

La idea, evidentemente, funcionó. En 2011 presentaron el Kalós Cru en un concurso y ganaron el primer premio, a pesar de que nadie sabía quién era el enólogo.

Actualmente, Kalós Wines produce tres líneas: 59N, Yoli y el mencionado Kalós Cru.

Con información y foto de La Voz del Interior