Hirokazu Koreeda está detrás de ‘Makanai: la cocinera de las maiko’, una serie sobre comida, felicidad y tradiciones niponas en el mundo de las geishas.
En Makanai: cocinando para las maiko (en Netflix) los primeros adjetivos que le dicen a Kiyo para definir su comida son: normal, okay, ordinaria. Pero las caras de sus compañeras de casa mientras la saborean dicen mucho más. Las sonrisas son cada vez más amplias, sus ojos brillan. Los sabores las trasladan a sus hogares originales que, en muchos casos, están muy lejos temporal y geográficamente. Es justo esa comida la que deseaban, echaban de menos. Esos sabores “normales”, conocidos. Pero, además, la joven también les acaba descubriendo combinaciones nuevas que les hace relamerse.
Kiyo (Nana Mori) es la makanai o cocinera del título de la serie dirigida y escrita por el prestigioso director Hirokazu Koreeda (Nuestra hermana pequeña, Un asunto de familia, Broker). Adaptación de un manga superventas en Japón, arranca con la llegada de Kiyo y su mejor amiga Sumire (Natsuki Deguchi) a Gion, el hanamachi o barrio de geishas más popular de Kyoto. Ambas aspiran a ser primero maiko, aprendices de geishas, y, después, geiko o geishas. Al poco de llegar, Sumire parece que será una alumna aventajada, pero Kiyo es demasiado torpe en las artes del mai o baile tradicional. En cambio, sus maestras ven en seguida su talento en la cocina.
UNA SERIE PARA DEVORAR
La serie se detiene en el proceso de preparación de las maikos: sus peinados, sus maquillajes, cómo las visten… Sus vidas actuales perseguidas por turistas y curiosos (en Kyoto prohibieron fotografiarlas en sus barrios a partir de 2019).
Las protagonistas son jóvenes que han soñado siempre con ser geishas, están ahí por voluntad propia, una decisión con la que luchan según crecen, conocen el amor y echan de menos su casa.
Pero, sobre todo, la serie se detiene en las comidas que prepara Kiyo. Con planos luminosos y fijos. Cada episodio está protagonizado por un plato que Kiyo elabora por alguna razón para alguna de sus “hermanas”, para alegrarlas, endulzarlas, animarlas. El udon estilo Kyoto para curar la gripe de Surime. Los pequeños sándwiches rellenos de nata y frutas. Las berenjenas en salsa de soja. Las ciruelas encurtidas que deja tres días al sol. Los crackers fritos de Año Nuevo. Las ostras rebozadas y fritas.
La comida es un factor común en el cine de Koreeda. En distintos niveles, de distintas complejidades, pero sus personajes, esas familias creadas por circunstancias ajenas suelen reunirse alrededor de un plato. En ese sentido, hay muchos elementos que unen esta serie con su filmografía y explican el salto del cineasta querido en el Festival de Cannes a crear una serie para Netflix.
Es tan hipnótico ver a la geiko Momoko bailar sus mai como ver a Kiyo cortar verduras en piezas geométricas, mover cada trozo con sus ágiles palillos, probar cada caldo, cada salsa y sonreír. “Es una serie sobre el disfrute de la comida”, dice Koreeda. Sobre los alimentos de temporada, las diferentes cocinas por todo Japón, sobre el goce de comer y dar de comer porque Kiyo parece disfrutar tanto yendo a la compra, cocinando como viéndolas comer. Y también escapándose a probar cosas fuera: desde pancakes de matcha a un simple McDonald's.
Y, por supuesto, Makanai es un paseo por Kyoto en sus distintas estaciones del año: del caluroso verano al frío invierno.
Fuente: Traveler.es