Los desarrollos científicos y tecnológicos contemporáneos acaban de meterse en un nuevo terreno y su intromisión seguramente acaparará críticas.
Un laboratorio de la ciudad estadounidense de San Francisco comenzó a producir whisky bajo la marca Glyph. Hasta aquí, todo normal. Pero la polémica surge a partir del procedimiento que realizan hasta llegar a tener la botella envasada: los whiskys tradicionales pueden llegar a reposar entre 3 y 12 años en barrica para tu total destilación antes de llegar a la botella; el Glyph tarda ¡24 horas!
El producto ya está a la venta -- por ahora sólo en Estados Unidos -- y cuesta U$S40 por botella, aunque una normativa local prohíbe que se lo catalogue como “whisky”.
Sus creadores aseguran que su producto logra su sabor porque utilizan los mismos bloques de construcción que los fabricantes tradicionales. Además del ahorro de tiempo, se evitan los gastos de años de almacenamiento y materias primas para ese reposo.
Los primeros consumidores de este “whisky molecular” tienen opiniones encontradas. Algunos afirman que es un vodka con sabor a whisky y otros aseguran que si bien alcanza el sabor original de la bebida, es muy aguado.