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Leer másBuenos Aires suma una nueva propuesta nocturna con la llegada de Homero, el primer piano barra de la ciudad: un espacio único que fusiona música en vivo y participación del público, creando noches tan vibrantes como memorables. El proyecto llega de la mano de los creadores del Microteatro, con la participación de la Familia Bossi (Pablo, Pol, Cabe y Matteo) y de Julieta Novarro, hija del querido y recordado Chico.
“Así como todos tenemos un actor dentro de nuestro corazón, también tenemos un cantante. Microteatro logró que mucha gente aficionada a la actuación se animara a dar los primeros pasos en el teatro. Con Homero Piano Barra queremos que cualquier persona que se anime a cantar —aunque hasta ahora lo haya hecho solo en la ducha— pueda hacerlo acompañada de un pianista profesional y frente a un público dispuesto a disfrutarlo”, explican sus creadores.
La propuesta es tan simple como magnética: un piano, dos pianistas que dominan un repertorio de grandes éxitos nacionales e internacionales, y un público que deja de ser espectador para transformarse en protagonista. Aquí todos pueden cantar, animarse a compartir su voz y ser parte de un ritual colectivo en el que se borran las fronteras entre el escenario y las mesas.
El clima que se genera es difícil de encontrar en otro lugar de la ciudad: íntimo, vibrante, horizontal. No importa si se trata de un actor reconocido, un músico consagrado o alguien que viene por primera vez: cada interpretación se vive como un momento único, acompañado por la complicidad del resto de los presentes.
“Un lugar donde la gente de a pie pueda sentirse una estrella del pop por unos minutos es absolutamente necesario en Buenos Aires o en cualquier lugar del mundo. Eso es lo que buscamos lograr con Homero”, agregan.
A esta atmósfera se suma una cocina de autor diseñada por el chef Rodrigo Castilla, referente en la escena porteña gracias a su trabajo en Las Pizarras. La carta ofrece platos pensados para compartir, al estilo tapeo, y acompañar la experiencia musical: desde arancini de risotto de hongos con alioli de berenjena y lima, empanadas de osobuco con yasgua, tostones de boquerón con crema de rábano picante o un sandwich de pastrón con pepinos y mostaza, hasta opciones más sofisticadas como vieiras con salsa XO o la delicada stracciatella con jamón serrano. Tampoco faltan clásicos reconfortantes como la tortilla de papa, el falafel en pita con hummus y yogurt o un guiso de lentejas con panceta y especias.
Una propuesta que destaca los productos de estación y mucho espíritu de mercado con platos pensados para acompañar los tragos y redondear la experiencia.
La coctelería de Homero es otro de sus puntos fuertes: una carta amplia que combina la elegancia de los grandes clásicos con creaciones modernas y refrescantes. Van a encontrar los clásicos de siempre, pero con una vuelta de tuerca, reversionados con nuestro sello. Entre las propuestas imperdibles están el French 75 con gin Tanqueray, limón y espumante; el Old Fashioned y el Boulevardier, ambos con bourbon y bitters; el Paper Plane con amaro italiano; y el Penicillin, que sorprende con whisky, jengibre, miel y un toque ahumado de single malt escocés.
Los amantes del gin encontrarán un universo propio con diferentes versiones de gin tonic —desde el clásico con Tanqueray hasta ediciones premium como el Monkey 47 o el Mare Mediterranean Gin con tomillo fresco—, además de cócteles como el Gin Cobbler con pepino, miel y menta. Para los que buscan frescura, la carta incluye un Mojito, una Paloma con tequila y pomelo, o la original Margarita Pícara con jalapeños.
La oferta se completa con aperitivos de autor como el Vermú de la casa, macerado con piel de pomelo; clásicos locales como el Fernet con cola o el Cynar; y una cuidada selección de vinos. Todo pensado para maridar con la propuesta gastronómica y realzar la experiencia del piano barra.
El Piano Barra Homero funciona en Serrano 1141, Palermo, de miércoles a sábado de 20 a 02 hs, convirtiéndose en una parada ineludible para quienes buscan un plan distinto en la noche porteña.
Un lugar llamado a convertirse en fenómeno: auténtico, inesperado y profundamente emocional, donde cada noche se canta, se celebra y se comparte como si fuera irrepetible.