Quienes no conocen de procedimientos químicos aplicados en el agua envasada que compramos en cualquier supermercado o que bebemos en un restaurante pueden decir que todas saben igual. Pero lo cierto es que las diferencias pueden ser grandísimas, sobre todo por las cantidades de sodio que el agua tenga y también por su pH (medida de acidez o alcalinidad de una disolución).

En el comienzo de este año llegó desde el punto más austral de nuestro país una novedad que promete hacer ruido: Anoka, un agua premium procedente de dos glaciares colgantes de Ushuaia (más precisamente del Cerro Olivia, la montaña más conocida de la provincia). Allí no hay contaminantes externos, lo que hace que no sea necesario un tratamiento físico sobre el agua, y la baja temperatura del ambiente le agrega mucho oxígeno disuelto, algo que ningún competidor del mercado posee. Por supuesto, no tiene conservantes, es completamente orgánica y no tuvo contacto con la mano humana en los últimos dos milenios.

La empresa Aguas de Ushuaia S.R.L., de capitales fueguinos, es la que está envasando esta agua, que es la de menor contenido de sodio en el mercado (menos de 3 miligramos por litro) y la que tiene el pH más alcalino (7,9).

Además de ser ideal para beberla por sí sola, su composición la hace perfecta para acompañar bebidas blancas de alto nivel.

Información y foto de Asociación Argentina de Sommeliers